Yo creo que uno de los mayores miedos que a veces tenemos es el no estar enseñando los contenidos necesarios a los chicos… siento que es la resaca de nuestra propia experiencia escolar…

Desde que nosotros decidimos educar en familia hemos pasado por distintas etapas… al principio habíamos trasladado la escuela a casa, horarios rígidos, programas rígidos, etc…. a medida que fuimos avanzando y observando a las nenas, compartiendo con otras familias virtuales, leyendo, investigando, fuimos haciendo las modificaciones que en cada momento creímos necesarias…. los horarios y programas se flexibilizaron, el modelo «escuela» se fue haciendo cada vez más borroso hasta casi desaparecer (digo «casi» porque a mí cada tanto me agarra la duda que comento al inicio de este post), y bueno, una nueva visión de lo que significa educar y educarse surgió ante nuestros ojos.

En este ciclo escolar quise organizarme con algunos cambios. Si bien tengo los programas oficiales a mano, en donde tacho, modifico, agrego, anoto ideas para que trabajemos tal o cual tema, necesitaba algún tipo de organización flexible y clara para mí.

Entonces compré un cuaderno común y corriente, que dividí en forma artesanal en «solapitas» con las distintas áreas que comúnmente abordamos: matemáticas, español, historia, geografía, música, dibujo y pintura, ciencias naturales, y «otros».

Ok, en la primer hoja de cada área, puse lo que, a mi criterio y observación de mi hija, serían los objetivos que Gaia podría alcanzar a corto plazo, de acuerdo no sólo al programa, sino también a todo aquello por lo que ella se interesa y me pide hacer. En este caso, en Español, yo empecé con cosas que ya vimos y que me gustaría reforzar e incluí mucha lectura porque es lo que le gusta:

Una vez que completé estos «contenidos», «objetivos» o como quieran llamarlo, tengo el cuaderno a mano cada mañana. Yo invito a Gaia a hacer tal o cual cosa, y además ella puede elegir hacer otra cosa.
Lo que yo hago es anotar en el área correspondiente lo que trabajó cada día, sea porque le gustó una tarea que yo le ofrecí, o porque me pidió hacer tal o cual cosa. Todo va anotado. Pero cuando digo «todo» es TODO!!! si esa tarde vimos un documental en la tele de tiburones, anoto en «ciencias naturales» que lo vieron y lo que salió de ese aprendizaje. Si, como ayer, a las 10 de la noche estaban aprendiendo Photoshop con papá, también va anotado en «otros»… así podría seguir….

Esto me permite tener en forma muy muy clara cuáles son las áreas que más trabaja y cuáles son las que no le llaman, y por lo tanto desarrollar estrategias para que se interese por ellas:

Hasta ahora me resulta muy muy práctico, y me da cierta tranquilidad de que vamos avanzando, y no

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me siento tan «desorganizada». Y además me asombra ver la cantidad de cosas (dirigidas o no) que aprenden por día!!!! =)

Y por otro lado, tengo un pequeño cuaderno de bolsillo que llevo siempre conmigo, para anotar todo aquello que me pregunta y que no tengo una respuesta en ese momento, o me pide de hacer lapbooks de esto o aquello, o buscar en internet esto u lo otro, y yo respondo: -ok, luego lo buscamos que estoy cocinando-, pero ese «luego» se convierte en «nunca» porque ambas lo olvidamos.

Son sólo ideas, que van haciendo más funcional nuestro día a día.