Iniciamos este año con muchas ganas de aprender (las tres, no sólo las nenas), algunos cambios en las actividades y en las «formas» y algún material nuevo que ya presentaremos.

Uno de los cambios que me propuse para este año es plantear actividades absolutamente creativas, que además de tener un fin «didáctico» les permitan explorar esa parte instintiva del proceso creativo.

Dedico este post a presentar una de esas actividades.

Aquell@s que me conocen de hace tiempo saben que soy una fanática del reciclaje.. tengo el poder de ver cualquier cosa dispuesta a irse a la basura e imaginar los materiales didácticos más exóticos jeje!! (esto puede ser peligroso, si no se controla podés convertir tu casa en un basural en cuestión de meses..)

Seguramente todos, en algún momento, hemos comprado algún juego a los chicos en el que vienen las piezas de cartón troqueladas en una plancha, y hay que despegarlas cuidadosamente para luego utilizarlas. Luego nos quedan esas planchas y obvio las tiramos a la basura.

STOP!!!!!!
¡Señora, no tire la plancha por favor!!

=D

Dichas planchas llenas de agujeros con las formas más extrañas pueden convertirse en un excelente juego de resaques.

Comparto nuestra aventura con los resaques caseros:

Educaja llena de resaques.
Como a Zyani le digo las consignas en forma verbal, esta vez fue:
«VAMOS A DIBUJAR MONSTRUOS!»
y se produjo el efecto deseado, jeje..

Miró atentamente los resaques y eligió uno con «forma de monstruo».
Comenzó a trazar el contorno..

Lo repasó con plumón (fibra, marcador)

Le agregó ojos, dientes, garras y demás cuestiones de monstruos..
Lo bautizó «Monstruoso».
Me pidió que le haga el «sonido» letra por letra para escribir su nombre.

Así quedó «Monstruoso».

No conforme, dijo que su monstruo necesitaba un amiguito..
De nuevo todo el proceso de elección de resaque y demás…

Me aclaró que el otro monstruo también se llamaba «Monstruoso» porque eran gemelos (!)
Mientras coloreaba, hacía las voces de los monstruos inventando historias
y situaciones. Después me asignó el papel de «monstruo nro. 2» y estuvimos un buen rato 
practicando el lenguaje oral. 
Cuando se cansó, me dijo que dejaba la hoja en la educaja
para continuar coloreando al otro día…

… y al día siguiente siguió con lo suyo!!
Lo que más ternura me dio es que antes de volver a poner la hoja en la educaja,
suspiró y me dijo:
«me gustaría tener el polvo que brilla de Pedro y Juana para sacar del papel a mis monstruos»
(cuento de la colección Monstrix, una familia de papás dibujantes que tienen un polvo que brilla para sacar dibujos del papel… y la mascota de la familia es un monstruo llamado Juan Cristóbal que dibujó el papá… a las dos les fascina esta colección)

En conclusión, los juegos creativos abren canales inimaginables, y presentados con inteligencia posibilitan otras prácticas, como por ejemplo el lenguaje oral y la motricidad.