puente

Cuando pensamos en hacernos cargo de la educación de nuestros hijos, inmediatamente nuestra mente se llena de imágenes de libros, cuadernos, lapbooks, visitas al museo, experimentos de química y observación de la naturaleza, clases de piano y de ballet, y tantas otras cosas!

Y dedicamos mucho tiempo para reflexionar acerca de cómo aprenderán mejor, de qué manera desarrollaremos sus inteligencias y cómo los guiaremos para que puedan llegar a la universidad con las mismas oportunidades de éxito que sus pares escolarizados.

Pero quedarnos sólo en la cuestión académica es -sinceramente- un gran error. Una persona culta, inteligente y con el mejor rendimiento académico puede tener una vida limitadísima si no cuenta con ciertas herramientas y capacidades que le permitirán perseguir y alcanzar sus sueños en armonía con el entorno y por ende desarrollar todo su potencial.

Les quiero compartir una lista de capacidades que en casa nos hemos propuesto desarrollar en nuestras hijas:

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Autonomía: para que no sean personas dependientes de nosotros ni de nadie.

Voluntad: para que la frustración o la desazón no las venza en los momentos difíciles.

Confianza: para que siempre crean en ellas y en su gran capacidad para concretar sus proyectos.

Autoestima: para que no sean personas dependientes de la aprobación ajena.

Constancia: para que sus sueños a largo plazo no se queden a medio camino.

Solidaridad: para que a cada paso del camino que emprendan su mirada no se enfoque sólo hacia adelante, sino que tengan la capacidad de mirar hacia el costado y ayudar a quienes transitan el camino junto a ellas.

Propósito: para que sea la brújula que las mantenga a salvo del naufragio en momentos de confusión.

 

Me gusta pensar en cada una de estas capacidades como tablas que forman un puente que las llevará a ser personas libres, felices y plenas, capaces de tomar del mundo lo que deseen, y dejarlo mejor de lo que lo encontraron.