futuro(imagen tomada de www.tvacres.com)

¡Ya estamos en el siglo XXI! Yo que nací en los 70´s, realmente soñaba con llegar al siglo XXI, y al pensar en eso mi emoción era comparable a que me dijeran que me iban a mandar en una nave a las estrellas.

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Me imaginaba ese momento de mil maneras posibles, muchas de las imágenes eran de las pelis de ciencia ficción que siempre adoré. Y debo decir que las pelis no estaban tan erradas; por ejemplo, recuerdo una imagen de un señor hablando por teléfono con otro… ¡mientras veía a su interlocutor por una pantalla!!!! Eso era magia, sin lugar a dudas. Sólo las personas de cierta edad en adelante entenderán lo asombroso que puede resultar ver algo así en una época en la que en los hogares no existían ni los celulares, ni las PC, ni las tablets, ni el internet.

Hace bastante tiempo vi un video de Sir Ken Robinson llamado «las escuelas matan la creatividad» (son sólo 19 minutos, te recomiendo que lo veas), en el que decía -entre tantas otras cosas- que hoy en día estamos educando chicos sin tener la menor idea de cómo será el mundo cuando ellos «egresen». Los cambios son cada vez más acelerados, y nuestras escuelas siguen utilizando un sistema creado en el siglo XIX, ideado para la era industrial. Una locura total ¿verdad?

Pero más locura es que cuando desescolarizamos, no aprovechemos la gran ventaja de no tener que seguir ninguna estructura, y no nos «actualicemos» con respecto a nuestro entorno, para ponernos más a tono con las necesidades educativas de un niño del siglo XXI.

Definitivamente, yo no fui educada para el mundo que me tocó vivir de adulta. Y con más razón afirmo que los chicos de hoy tampoco están siendo educados para el mundo que les tocará vivir.

 

Desarrolla habilidades para enfrentar un mundo cambiante

Entonces, ¿cómo anticiparnos a lo que nuestros hijos podrían necesitar en un mundo futuro del que no tenemos la menor idea de cómo será?

Simple: dándoles las herramientas adecuadas y fomentando aquellas habilidades que los ayudarán a acompañar los cambios con fluidez y a hacer de sus vidas lo que se propongan. Por ejemplo podríamos…

 

– fortalecer su creatividad

– desarrollar el poder de adaptación a cualquier cambio o circunstancia

– desarrollar/fortalecer su autonomía e independencia

– desarrollar su capacidad de análisis y reflexión

– enseñarles a cuidar el medioambiente

– desarrollar la empatía

– fortalecer su confianza

– desarrollar el espíritu de cooperación

– enseñarles a buscar información con inteligencia y espíritu crítico

 

Si te fijas, estas habilidades son «atemporales». No importa qué tan diferente sea el mundo dentro de 5 o 10 años, a cualquier persona le vendría de maravillas poseer alguna de ellas para lograr sus propósitos.

Antes de sentarte a decidir qué programa de estudios usarás para tus hijos, o de tratar de seguir en casa los libros, temario y ritmo de trabajo que tus peques tenían en el cole, te aconsejo que tomes papel y lápiz y escribas qué objetivos reales tienes para ellos y cuáles son las habilidades que quisieras que desarrollaran, esas que consideras que serán de muchísima utilidad en sus vidas. Y cuando tengas tu lista de habilidades, escribe qué acciones concretas podrían hacer para alcanzarlas. Por último, adecúa la parte académica para que contribuya a lograr tus objetivos.

 

¡Hasta la próxima!