Definitivamente, no es lo mismo educar sin escuela desde siempre que desescolarizar a nuestros hijos en algún momento. Tampoco es igual desescolarizarlos en kinder, que hacerlo cuando ya llevan algunos años en primaria. Y desescolarizar en secundaria… ni te cuento lo diferente que es.

Hay mucho que decir sobre desescolarización, pero mejor empecemos por el principio… 

 

Acabo de desescolarizar a mis hijos… ¿Qué haré con ellos mañana?

Por lo general, los padres que sacan a sus chicos del cole siguen alguno de estos 3 caminos:

  1. Continúan en casa la rutina académica seguida por el niño hasta ese momento (es decir, continúan con los libros que estaban usando, ven las mismas materias y siguen el mismo currículum)
  2. Preparan un plan de estudio más personalizado en cuanto a las áreas a estudiar, metodologías educativas y recursos, y lo implementan inmediatamente
  3. Transitan un período de «desintoxicación», en el que no hacen nada académico o semejante a lo que harían en la escuela. Este período puede durar un mes, varios meses o hasta un año, dependiendo del criterio de cada familia

Si me preguntas cuál es el mejor camino, sin dudas te digo que el número 3

 

¿Por qué es tan importante desintoxicarnos? 

El período de desintoxicación tiene varios objetivos:

  • que el niño vacíe su mente de la resaca de la escuela (horarios, rutinas, materias, tipo de tareas, etc.)
  • que los padres también vacíen su mente de la resaca de la escuela (exámenes, parámetros que indican qué tan bueno es nuestro hijo, corridas, juntas, horarios estrictos, etc.)
  • que haya mucho tiempo para que padres e hijos conecten, se conozcan mejor y aprendan a trabajar en equipo
  • que al niño le sobre mucho tiempo, para empezar a descubrirse a sí mismo e indagar dentro de él quién es, qué cosas le apasionan y cuál es su propósito de vida

La escuela es como una especie de anestésico que adormece a los chicos y los desconecta de su yo interior. Los chicos se acostumbran a que les digan en todo momento qué deben hacer, cómo lo deben hacer y cuándo lo deben hacer. Y cuando llegan a casa, la cosa no cambia; los padres «reciben la posta» del cole y presionan a los niños con las tareas, los horarios y los compromisos que la escuela estipula. La escuela entonces se convierte en la autoridad absoluta que rige la vida de los chicos. ¿Cómo salir de ese sistema que hasta ayer regía tu vida y la de tus hijos, si no tomas un poco de distancia de él?

 

¿Y si no quiero transitar el período de desintoxicación? 

Si dejas la escuela para hacer exactamente lo mismo en casa al siguiente día, no dudo que tus chicos aprendan lo que dice el currículum, y aparentemente todo esté bien, pero…. ¿realmente está todo bien? ¿La escuela fue hasta ayer sólo la proveedora de recursos académicos, o influyó mucho más en la vida de tus hijos? 

No quiero sonar fatalista porque no es mi estilo, pero definitivamente el paso por la escuela deja una huella muy profunda en nuestras vidas. La escuela nos moldea de tal manera que nos convierte en personas convencidas de que quien tenemos enfrente sabe lo que es mejor para nosotros, más que nosotros mismos. La escuela nos mete en un juego de comparación y clasificación de personas, bajo parámetros absurdos y dañinos. La escuela castiga a quien desea ser creativo y busca otros caminos para hallar soluciones. La escuela nos hace pasivos y obedientes ciegos. La escuela evita que formemos criterio propio, que dudemos de lo que se nos dice, que cuestionemos. Entonces…

¿Cómo educar chicos autónomos, reflexivos, confiados, creativos, propositivos, proactivos, conectados con su yo interior, si sigues en casa el modelo de la escuela sin darles un espacio para que tomen el control de su propia educación y vuelvan a confiar en ellos mismos?

La única manera de desconectar de ese modelo, es «apagar el chip» por un tiempo. Tomar una bocanada de aire fresco y hacer espacio, para que sea llenado por nuevas cosas que los chicos demanden, una vez que conecten con ellos mismos.

Sé que no es nada fácil. Cuando desescolarizamos estamos tan llenos de presiones, de dudas, de juicios externos, que el simple hecho de imaginarnos sin hacer nada «académico» durante un tiempo nos pone los pelos de punta. Sin embargo, vale muchísimo la pena intentarlo.

Te invito desde el corazón a que te tomes un tiempo de desintoxicación. ¡Vas a ganar muchísimo en el proceso! Ya habrá tiempo para pensar en la organización académica.

 

¿Y si ya desescolaricé pero no cumplí con el período de desintoxicación? 

No pasa nada. Simplemente toma la decisión y a partir de mañana comunicas a tus hijos que se tomarán unas «vacaciones académicas». Desanda camino. Comienza desde el principio. No pasa nada, en serio. No quedarán atrasados para siempre, no serán menos inteligentes ni menos exitosos. Y serán niños más conscientes de lo que quieren, de lo que desean, de quiénes son y del motivo que los impulsa a ser mejores. Además, la relación familiar será lo suficientemente fuerte como para que salgan a alcanzar sus sueños, con la confianza de que su familia estará ahí incondicionalmente, para lo que necesiten.

 

¿Qué hay que hacer durante este período?

Lo único que tienes que hacer es OBSERVAR, ESCUCHAR y ACOMPAÑAR a tus hijos. Ellos te guiarán. No te preocupes si al principio te encuentras con personitas apáticas, sin ganas de nada. Esto es absolutamente normal. Puede que un día quieran hacer tal o cual cosa, o quieran hacerte preguntas, o anotarse en alguna actividad. Puede que te pidan hacer algo académico, o algún proyecto personal, o quieran ayudarte en la tarea que estás realizando. 

Cada niño es diferente en el período de desintoxicación. No te desesperes. Lo importante es que estés ahí, para lo que se ofrezca. 

Y llegará un día en el que reaparecerá el brillo en sus ojos y la motivación en sus corazones, entonces sabrás que el período de desintoxicación ha finalizado.

 

¿Qué desventajas tiene el tomar un tiempo de desintoxicación?

A mi criterio, sólo tiene una desventaja: fumarte a la gente que te rodea y cuestiona tu decisión de educar sin escuela. Imagina: además de no asistir a la escuela, ¡tus chicos no están llenando libros en casa, ni están haciendo nada académico que mostrar luego! Podrías ser blanco de muchos juicios y prejuicios, acusaciones y palabras ofensivas.

No tengo una fórmula para librarte de este tipo de situaciones, pero vale la pena aguantárselas. Y si tu entorno se pone demasiado denso con el tema, le das el link de este post y los invitas a dejar sus comentarios aquí abajo; yo me encargo de atenderlos 😉

Te mando un gran abrazo. ¡Hasta la próxima!