Recuerdo que cuando daba clases de música en escuelas (primarias y secundarias), me obsesionaba la idea de que los chicos tengan un primer acercamiento con la música que fuera una experiencia lo más placentera posible… que la manera en que yo encaraba cada clase los llevara a olvidarse de la pura mecánica de compases y melodías, y los adentrara en el puro placer de escuchar una canción o tocar un instrumento o ejecutar un ritmo cualquiera…. y no sólo eso.. quería que usaran la música como herramienta para sacar sus emociones, sus rabias, sus ideas….

Obviamente, choqué con un sistema que sólo me exigía calificaciones y orden en mi clase. No interesaba todo lo demás; y menos (llegaron a decírmelo con todas las letras) de una asignatura tan poco importante en la educación de los chicos como lo es la música. Muchas veces me mandaban a los celadores al salón para pedirme que los chicos no hicieran «ruido», o sin previo aviso utilizaban mis horas de clases para preparar actividades para áreas más «importantes».

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Los chicos que ves en la foto pertenecían a un grupo de alumnos que adoré: 8vo año de Educación básica. En la foto están haciendo su programa de radio. Me gustaría contarte brevemente la historia de mi paso por la vida de estos chicos.
 
Yo había trabajado en ese colegio durante un año, supliendo a la maestra de música titular. Cuando terminó mi suplencia, dejé el cargo.
A los 2 o 3 meses la directora de llama, y me dice que me ofrece sólo las horas de un curso: 8vo año, porque la profesora no podía con ellos. Acepté, no por el ínfimo dinero obviamente, sino porque ya conocía al grupo y le tenía un especial cariño, ya que habían ido a parar ahí los chicos con los más diversos problemas familiares, de conducta, de actitud, de baja autoestima, etc.
 
Ese año hicimos un proyecto para la creación de un programa de radio. Fue un año difícil, lleno de retos, de pequeños y microscópicos logros que nos iban llevando hacia adelante, a paso de hormiga, pero a paso firme. Poco a poco los chicos comenzaron a contagiarse de mi pasión por el proyecto, desarrollaron actitud, determinación y responsabilidad. Lo que más los motivaba era que sabían que yo confiaba plenamente en ellos y en su capacidad para llevar adelante el proyecto.
 
Recuerdo que como sólo tenía clases con ellos una vez a la semana, un grupo venía a mi casa a seguir trabajando en los guiones, a grabar las cortinas, a tomar unos mates y a charlar de sus cosas.
 
Paralelamente al proyecto de radio, compartíamos música, aprendíamos sobre estilos musicales, músicos que marcaron la historia de la música, etc. Ahí me enteré de que había varios músicos en el grupo, y otros tenían la inquietud de aprender guitarra. Empezamos también clases de guitarra.
 
 
A fin de año aprovechamos la feria de ciencias para poner al aire el programa, con mucho éxito.
 
Lo más hermoso es que años después toqué en una banda con 2 de esos ex alumnos: Pablo (baterista) y Daniel (guitarrista).

De esta experiencia aprendí que la manera en que uno presenta los conocimientos a un chico, la pasión que como maestros ponemos en lo que enseñamos y la confianza que depositamos en ellos, son elementos DECISIVOS para que los chicos se interesen por lo que les estamos enseñando, y para que su camino hacia el descubrimiento y aprendizaje de dichos conocimientos sea exitoso y placentero.

 

Mis hijas…

Mis hijas tienen muchos instrumentos en casa. Desde los cotidiáfonos hasta otros más formales, como bajo, guitarra acústica y eléctrica, teclado, flauta…. y obviamente, desde siempre se interesaron en «sacar sonido» a lo que tienen alrededor.

Este año decidí que era tiempo de acercarles la música de una manera más directa. Eligieron el teclado. Para Zyani usé un sistema en base a colores que había inventado hace mucho para enseñarle a un nene de 5 años. Para Gaia use la grafía tradicional.

Con el tiempo me fui encontrando junto al teclado, o en la mesa, o en el piso, hojas con dibujos de cuadrados de colores… probé de leerlos tocando el teclado, y me di cuenta de que lo que Gaia hace es sacar de oído ciertas canciones y las «transcribe» usando los colores. También inventa sus propias canciones.

tocándolo en el teclado me di cuenta de que es la canción «Martinillo» =)

Demás está decir que es mucho más trabajoso ponerse a hacer un cuadrado por cada nota y pintarlos de diferentes colores que tomar un pentagrama y dibujar un pequeño óvalo sobre él…. pero ella así lo prefirió, seguramente, como ella es visual 100%, este sistema le sentó mejor que el tradicional… ¿cómo no tuve la inteligencia de darme cuenta de que para alguien visual, lo mejor es un método visual?

Y las dos están súper enganchadas con la música, con el teclado, con el canto… VIVEN la música. Y ese era mi objetivo. Si con el tiempo ellas deciden que ése es su talento, la estudiarán de manera más formal. Eso puede aprenderse. En cambio lo otro, ese «click» inicial con algo, se da mayormente en el primer instante…. luego es muy muy difícil…

Y como conclusión, pienso que siempre se dice «fulanito no es bueno para tal cosa» o «a mí nunca me entraron las matemáticas» o frases así…. pero nadie se pregunta si el método o las herramientas que se utilizaron para enseñar tal o cual cosa fueron las correctas.

¡Hasta la próxima!