Aprender fuera de un salón de clases no es encerrarse en casa, sino todo lo contrario: es tener el mundo a nuestra disposición! Y esta decisión genera muchos beneficios. Te contamos algunos:
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1- Los niños educados sin escuela muestran un promedio académico superior en relación con los de la escuela tradicional, en casi cualquiera de sus modalidades. Durante mucho tiempo se discutió la validez de esta aseveración pues los detractores del sistema casero argumentaban que los padres presentaban a sus hijos sólo a pruebas donde tenían buenas oportunidades de obtener buenos resultados. Sin embargo, la aceptación del sistema por las universidades ha sometido a sus egresados a las mismas pruebas de ingreso que las tomadas por los surgidos de la escuela tradicional, y los resultados no dejan lugar a dudas: los alumnos de la escuela en casa obtienen puntuaciones superiores en los exámenes de aptitud académica.
Un estudio nacional en Estados Unidos mostró que los niños de la escuela en casa obtenían resultados ubicados entre los percentiles 75 y 85 en general, contra aquellos ubicados en el percentil 50, obtenidos consistentemente por los alumnos de la escuela tradicional pública, y los situados entre los percentiles 65 a 75, de los alumnos de escuelas tradicionales privadas. Curiosamente, el que uno o ambos padres de los alumnos en casa fueran expertos en educación, maestros, pedagogos y otros no aumentó sino en tres puntos porcentuales los resultados respecto a los demás. En Canadá se encontró que los niños de la escuela en casa obtienen puntuaciones en el percentil 80 en lectura, en el 76 en lenguaje y el 79 en matemáticas, frente al nuevamente consistente percentil 50 de los alumnos de las escuelas públicas y, en este país, también privadas.
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2- Otra característica sui generis del homeschooling es el igual aprovechamiento de niños y niñas. Durante mucho tiempo llamó la atención el bajo rendimiento escolar de los varones frente a las niñas en el sistema tradicional, ante la evidencia de niveles equivalentes de inteligencia en ambos géneros. Hicieron falta diversos estudios y numerosas confrontaciones para poner en evidencia a la discriminación contra los varones en el sistema escolar como causa de esta deficiencia, situación ausente en la escuela en casa.
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3- La educación sin escuela cuenta con muchos beneficios, como un ausentismo escolar nulo, obviamente, una duración menor en los cursos, y una mayor diversidad de lo aprendido. Además, los alumnos obtienen un conocimiento que les es evidentemente relevante, y no sólo aprenden «para obtener una cultura general» o confiando en la vieja y casi siempre falsa frase de «en un futuro esto les será útil». Al aprender química en la cocina, física en el taller mecánico, aritmética en la tienda, geometría en una construcción o geografía en un viaje, el conocimiento no es un estorbo, sino un aliado valioso, y así evitan tener que hacerse pasar por tontos para evitar la temida etiqueta de nerds y su correspondiente aura de impopularidad.
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4- Contra el conocimiento común, los niños que han sido educados sin escuela muestran una mayor socialización que sus coetáneos de la escuela tradicional. Más importante, no sólo saben tratar con niños de su edad sino que son capaces de socializar de manera más madura y oportuna con personas de más y menos edad. Tienden más a involucrarse en actividades extracurriculares, como deportes, grupos juveniles, clubes de todo tipo, así como en el trabajo voluntario y remunerado. En promedio, cada estudiante en el sistema de escuela en casa se involucra en 5.2 actividades fuera de casa, donde adquiere una socialización mucho más rica que la provista por el monótono ambiente escolar, que característicamente privilegia las relaciones sólo con el propio grupo de edad, alentando el rechazo o idealización de los demás a través de estereotipos y prejuicios: los adultos son estorbos o estúpidos, los mayores son ídolos y/o abusivos, y los menores resultan molestos o simplemente no vale la pena tomarlos en cuenta.
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5- Un signo del deseo del niño educado sin escuela por participar en actividades fuera del hogar es que en promedio ven menos televisión: 65 por ciento de ellos ven una hora o menos televisión al día, comparado con 25 por ciento nacional. Sólo 1.6 por ciento de los niños de cuarto año en esta modalidad educativa ven más de tres horas de televisión al día, respecto al 40 por ciento de sus contrapartes de la escuela tradicional.
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6- Así como lo anterior fue una sorpresa para quienes esperaban que el argumento de la socialización frenara el auge de la escuela en casa, también hubo otro hallazgo sorpresivo pero lógico: los niños educados sin escuela son más sanos. Como están más vigilados, las enfermedades se detectan a tiempo y los accidentes se previenen. Asimismo, están exentos de contagios masivos como las epidemias de varicela, hepatitis o ectoparásitos y enfermedades transmitidas por alimentos, aún parte del entorno escolar de todos los países.
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7- El homeschooling provee mayor atención a los alumnos, y como las dudas y problemas se resuelven de inmediato, no generan fracasos ni se acepta el «no entendí» o «no pregunté por pena». Por este motivo, y junto con la socialización más rica y general que el sistema provee, hay un mayor deseo de aprender y un gusto por el conocimiento. En general, el alumno de la escuela en casa comienza a presionar su currículo conforme le surgen nuevos intereses e inquietudes, que exigen ajustes del programa de aprendizaje o de las actividades complementarias.
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¿Se te ocurren más beneficios? Esperamos tus comentarios!