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Es bien sabido que el movimiento homeschooler (entendiendo como «homeschooling» a la educación fuera de las aulas escolares) es aún muy joven en el mundo hispanoparlante. 

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Recuerdo que cuando inicié este camino en el año 2007 (cuando mi hija mayor tenía 3 años), la información que podías encontrar en español era escasa y casi nula en América Latina, y en España comenzaban a gestarse algunos foros en los que podías contactar con otras mamás que educaban sin escuela, abriéndose la oportunidad de aprender de ellas, que iban unos pasos más adelante que una.

Algunas familias cristianas en América Latina también fueron pioneras en este camino, pero su bajo perfil hacía que fuera muy difícil dar con ellas, o aprender de sus experiencias.

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Desde hace algunos años, hubo una especie de «explosión homeschooler»; muchos padres de niños pequeñitos comenzaron a cuestionar al sistema y decidieron postergar la entrada al mismo. Algunas de estas familias escolarizaron en primaria, otras quedaron tan enamoradas de esta modalidad que decidieron seguir educando sin escuela.

También muchas otras familias se cansaron de los problemas que acarreaba la escolarización de sus hijos, ya sea por bullying, por tener hijos kinestésicos o con inteligencias que no eran precisamente las lógico-matemáticas y lingüísticas, o por cualquier otro asunto que hiciera que sus hijos no «encajaran» con el sistema, y decidieron sacar a sus hijos de la escuela e iniciar la aventura homeschooler.

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Hoy en día no sólo encontramos redes virtuales y físicas de apoyo, sino que en internet existen muchísimos blogs de familias que han decidido compartir su día a día sin escuela, así como también muchos sitios que ofrecen programas, recursos, capacitación y asesoría a las familias que educan sin escuela (como es el caso de ALAS).

Y dentro de este movimiento homeschooler aún pequeño pero en continuo crecimiento, encontramos a su vez sub-grupos, de acuerdo a la modalidad de educación que siguen. Por si no las conoces, te cuento brevemente de ellas…

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LAS DIFERENTES MODALIDADES DENTRO DE LA EDUCACIÓN SIN ESCUELA

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El homeschooling es educar sin escuela, pero basándote en la estructura académica de una escuela. Es decir, llevas un currículum standard de las materias que le corresponden a tus hijos por edad. La progresión, jerarquía de materias y forma de evaluación del conocimiento son las mismas que las de una escuela presencial. Obviamente, no es lo mismo escolarizar que hacer homeschooling como muchos intentan afirmar. El solo hecho de que los niños reciban atención personalizada por parte de sus padres, que se tengan en cuenta sus características particulares a la hora de aprender, que no tengan tareas, que sean menores las horas de «aprendizaje formal», que todo suceda en un clima de amor y respeto, ya marca una gran diferencia (puedes escuchar mi podcast donde hablo de esto).

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El unschooling es educar sin escuela, pero siguiendo únicamente los intereses del niño. Él es el que elige qué quiere aprender y cuándo, él es el protagonista total de su propio aprendizaje y tú oficias de acompañante y facilitador de los recursos necesarios. Dentro del unschooling también hay diferentes corrientes; por ejemplo hay quienes defienden que en el unschooling debe haber ausencia total de planeaciones y programas, mientras que otros afirman que se pueden seguir programas mientras éstos respondan al interés de los chicos (por ejemplo tu hijo puede querer estudiar piano, y tú lo llevas a un profe que, obviamente, está siguiendo un programa).

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El flexischooling o la educación ecléctica es situarte por sobre el homeschooling y el unschooling, tomar lo que necesites de las dos modalidades y hacer tu propio cóctel. Por ejemplo, puedes confeccionar un currículum personalizado mezclando los intereses del niño con contenidos puntuales que tú piensas que es importante que aprendan. También puedes incluir las experiencias de vida como parte del aprendizaje y que el niño sea parte activa de su educación. Puedes estructurar el aprendizaje de ciertas áreas, y en otras sólo acompañar activamente los intereses de tu nene. Éstos son sólo algunos ejemplos, ¡imagina que hay infinidad de variables! Dependerá de qué es lo que tus hijos necesitan en cada momento de su crecimiento.

(NOTA) Edito el post para hacer una aclaración: en algunos países europeos, el término «flexischooling» significa hacer uso de una escuela pero parcialmente. Por ejemplo se puede estipular que el niño asista sólo un par de veces a la semana, o utilice las clases «extraescolares» de dicha institución, etc. En el artículo excluyo este significado.

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El unschooling radical es una modalidad que sale de los límites de la educación académica, ya que su filosofía defiende que el niño decide no sólo lo que desea aprender, sino todo lo inherente a su vida: cuándo irse a dormir, cuándo levantarse, cuándo y qué comer, etc. No hay restricciones de ningún tipo. El niño toma el control absoluto de su vida sin imposición alguna de sus padres, quienes son proveedores y acompañantes.

(La información que te doy es súper general, si te interesa el tema, te invito a investigar más a fondo acerca de cada modalidad.)

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LAS ETIQUETAS: ¿ORIENTADORAS O NOCIVAS?

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Depende de cómo y para qué se utilicen. Pongamos como ejemplo a las escuelas. Si yo estuviera buscando escuela para mis hijas, leer por ejemplo «Escuela Evangelista», «Escuela Montessori» o «Escuela Waldorf» me daría una gran pista acerca de lo que puedo encontrar en cada una de ellas.

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El uso de una etiqueta como referencia es sensacional, porque nos evita pérdidas innecesarias de tiempo en cualquier búsqueda que necesitemos hacer.

Lo mismo sucede en la educación sin escuela. Encontramos sitios con etiquetas tales como «Unschooling radical», «Homeschooling católico» o «Flexischooling» y sabemos qué esperar de cada uno de ellos.

Pero son sólo eso: etiquetas de referencia. Como familias podemos prescindir de ellas, simplemente somos papás que participamos activamente en la educación de nuestros hijos, punto. Pero si llegaras a utilizarlas en algún grupo, o si tienes un blog familiar o una web de apoyo, sí te pido que utilices bien estas etiquetas porque podrías causar confusión, sobre todo a las personas que recién se están sumergiendo en el mundo de la educación sin escuela y andan buscando información.

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Two businesswomen boxing

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LA GUERRA DE ETIQUETAS

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Últimamente (y cada vez más) he visto mucho revuelo provocado a raíz de las diferentes corrientes y modalidades que surgen dentro de la educación sin escuela. Es curioso que, siendo aún tan pocos, tendamos a dividirnos…

Que yo sí soy unschooler y tú no lo eres porque haces tal cosa, que si yo hago homeschooling soy más respetuoso con mis hijos que tú que escolarizas, que yo sí soy bien sabia y tú no entiendes nada, que tus hijos son unos borregos porque no tienen el control absoluto de sus vidas, que si estás haciendo tal cosa, mejor escolariza a tus hijos… uff cómo cansa esta cantinela! Y qué daño le hace al movimiento…

Me ha tocado leer post de sitios web en donde se juzga sin compasión (a veces directamente, otras con una sutileza que asombra) a las personas que siguen modalidades diferentes a las que el sitio defiende, donde en vez de levantar los beneficios de dicha modalidad, se opta por hablar con soberbia y sarcasmo (y muchas veces ignorancia) sobre las demás modalidades.

También me ha tocado participar de grupos cerrados de facebook en los que algunos personajes se dedican a colgar posters o frases ofensivas hacia modalidades diferentes a las que el grupo difunde (y aquí no se salva nadie: grupos homeschoolers criticando a los padres que escolarizan, grupos unschoolers juzgando a los homeschoolers, grupos de homeschoolers cristianos juzgando a los homeschoolers laicos y así todas las combinaciones que se te ocurran).

Y por último, va el «madre contra madre». Una mamá cuelga foto de su niño pequeño haciendo números con plastilina, y otra sale a atacarla, dándole una cátedra completa acerca de las etapas de desarrollo de Piaget y de cómo está perjudicando a su niño… curioso, ni por un momento pregunta cómo surgió dicha actividad…

En resumen: es una guerra de «yo soy más iluminad@ que tú».

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¿CÓMO FRENAR ESTA GUERRA ABSURDA?

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A continuación te doy algunas ideas para que ayudes a frenar esta guerra que no ayuda a nadie:

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* Entiende que cada niño es único, con sus necesidades, características y circunstancias. Por lo tanto no todos los niños necesitan las mismas cosas. ¿Cómo pretender adaptar a todo niño a una modalidad específica sin conocer al niño en cuestión? Hay niños que aman la estructura, y otros que funcionan divinamente en un ambiente desestructurado; niños que caen fácilmente en la adicción a un aparato electrónico, y otros que se autorregulan maravillosamente, niños que piden aprender las letras a los 4 años, y otros que no están preparados hasta los 8… infinidad de variables que determinan el tipo de educación que brindaremos a nuestros hijos. No seas soberbi@. La realidad es que sólo conoces bien a tus propios hijos y seguramente lo estás haciendo maravillosamente bien con ellos, pero tus hijos no pueden ser parámetro para que decidas qué sería lo mejor para los hijos de los demás.

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* Respeta las decisiones de los demás, aunque no sean las que tú tomarías. No te pido que estés de acuerdo con todo el mundo, simplemente te pido que no juzgues ni ofendas. Si realmente sientes que la otra persona está cometiendo un gran error con sus hijos, ayuda desde el amor, la empatía y la tolerancia, aporta información e ideas, pero sin imponer.

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* No coloques una modalidad por encima de otra, porque esto no va por rangos, sino por tomar la decisión más adecuada. No puedes aislar una modalidad educativa del contexto familiar, no funciona así. Unos padres que están pasando por una situación de depresión tal vez opten por buscar una pequeña escuela para sus hijos, para que salgan del ambiente familiar. Y seguramente será una buena decisión. De repente una familia unschooler decide dar un poco de estructura al hijo mayor que desea ingresar a una universidad y carece de ciertas herramientas benéficas a la hora de estar dentro del sistema. ¡Bravo por ellos!! No hay modalidades mejores o peores, simplemente cada una está a nuestro servicio para cuando necesitemos hacer uso de alguna de ellas.

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* Tu realidad no es mi realidad, por lo tanto no tienes ni la menor idea de mi vida (y digo «mi vida» queriendo decir la vida de cualquiera). ¿Cómo puedes opinar de mis decisiones si no sabes sobre qué realidad se aplican? Las teorías son muy bonitas, y las filosofías educativas suenan geniales cuando leemos sus características en un post o en un libro. Pero es el momento en el que intentamos bajarlas a nuestra realidad cuando podemos decidir cuál de ellas se adapta mejor a la misma. Acepta que no todos tienen los medios para llevar a la realidad el ideal de educación que tienen en su mente.

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* No te quedes callado. ¿Cuántas veces sucede que vemos algún comentario ofensivo, o un póster de burla o desestimando alguna modalidad de educación sin escuela, y aunque creemos que no son acciones adecuadas o respetuosas, no decimos nada? Es muy importante opinar, poner en evidencia lo que no está bien para que deje de suceder, o al menos provocar que las personas se detengan a reflexionar acerca de lo que está sucediendo. La próxima vez que veas algo ofensivo o que discrimina a alguien, escribe un pequeño comentario (muy respetuoso) y deja clara tu postura, y listo. No generes conflictos, sólo escribe tu opinión al respecto. No tienes que agradar a todo el mundo ni tampoco encajar en todos lados. Pon siempre en primer lugar tus valores.

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* Sé selectivo con los sitios o las personas que sigues, ya sean responsables de grupos de apoyo (físicos o virtuales) o referentes en el mundillo de la educación sin escuela. Un líder o vocero que basa su popularidad en estar permanentemente desautorizando, criticando, juzgando o discriminando, definitivamente no es un líder positivo. El gran reto es difundir una modalidad educativa resaltando sus beneficios, no destruyendo toda forma diferente a la que el líder defiende.

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niños-corriendo

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Ojalá que entre todos podamos frenar esta guerra de etiquetas y entendamos que estamos subidos en el mismo barco, con el único objeto de cambiar los paradigmas educativos y criar niños felices y capaces de construir un mundo mejor.

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Un abrazo.