Hace poco, leyendo un post de Silvia en su blog «Charlotte Mason en español» que acaba de reabrir (para mi gran alegría), me enteré de este hermoso reto iniciado por Hannah: escribir qué aprendiste en los años que llevas educando sin escuela.

No pude resistir la tentación de escribir también…. es tanto el camino recorrido, y tantísimos los aprendizajes adquiridos!! Aunque crianza y educación van de la mano, yo siempre he contado nuestro camino homeschooler desde los 3 años de mi hija mayor, que es cuando comenzamos a compartir aprendizajes académicos. Por eso , aunque ella tiene 12 años, para nosotros son 9 los años educando sin escuela.

Estos fueron algunos de mi aprendizajes a lo largo de estos años:

 

1- Definitivamente, si volviera el tiempo atrás, no me estresaría tanto por lograr los objetivos académicos que más o menos se esperan de cada edad en particular. Hoy por hoy, el centro de nuestra educación en familia es fortalecer la identidad y el propósito de vida de nuestras hijas; lo académico es sólo una más de otras cuestiones periféricas. Y da igual que aprendan x contenido a los 4, a los 7 o a los 10 años. Tampoco perdería tanto tiempo elaborando tantos materiales. Con los años me di cuenta que menos es más, y los chicos aprenden con los materiales más sencillos. El secreto es el enfoque y la actitud adecuados.

 

2- (tuve que editar el post porque olvidé este punto que para mí fue esencial aprender). Aprendí que la vida homeschooler nunca es estática; cuando parece que todo está en su lugar y cada hijo recibe de nosotros justo lo que necesita…. zas!! ellos crecen, y lo que antes resultaba perfecto ya no sirve de mucho. Entonces tenemos que reinventarnos y empezar de nuevo, buscando herramientas para satisfacer las nuevas necesidades de los chicos (sociales, académicas, espirituales y emocionales).

 

3- La tercer cosa, que coincide con los aprendizajes de Paloma: no perdería tantas horas escribiendo en mi blog! Hoy en día escribo cuando realmente siento que tengo algo para decir que puede aportar a otros. Y prefiero estar más tiempo en el mundo real, que el virtual.

 

4- Con los años aprendí a ser más humilde. Quienes hace años que me leen, saben que yo era como una especie de activista fanática que quería gritar a los cuatro vientos las carencias de la escuela tradicional, y lo afortunada que era haciendo homeschooling. Era como una necesidad de demostrar los logros obtenidos a través de este estilo de vida. Hoy por hoy prefiero guardarme muchas cosas para mí, aceptar que nada es 100% malo o bueno, que cada familia es única e irrepetible, y lo que a mí me funciona, a otro puede resultarle fatal.

 

5- Aprendí a vivir feliz en una casa que la mayoría de los días no está impecable ni ordenada. Ya no me da pena abrir la puerta de entrada y que alguien más vea una mesa llena de pinturas, cartones y hojas, piso manchado a causa de experimentos, una pila de ropa que aún no he doblado o un sinfín de libros, cuadernos, lápices, libretas y materiales varios diseminados por ahí. Es parte de nuestra vida diaria convivir en un ambiente desordenado pero rico. Cuando todo está en su lugar, no dura así ni media hora! Eso significa que mis hijas todo el tiempo tienen ganas de hacer, de aprender, de experimentar, y yo con ellas. Durante años este tema me estresó mucho, mucho. Pero cuando comprendí que estaba tratando de que mi casa se viera igual a la de otras familias con un estilo de vida súper diferente al mío, y que el «orden y disposición» de una casa homeschooler es radicalmente diferente, por una cuestión de practicidad, actividades, etc., ya pude relajarme, aceptar… y disfrutar! 

 

6- Aprendí a ser más empática con las personas que piensan distinto a mí. Creo que, al pertenecer a una minoría que tiene que luchar a diario por validar su decisión de educar sin escuela, por sobrellevar los comentarios despectivos o agresivos, por reafirmar los motivos que me llevaron a transitar un camino diferente, pude desarrollar una gran capacidad de empatía, que me permite ponerme en el lugar de los demás y validar sus decisiones, aunque sean diferentes a las que yo hubiera tomado.

 

7- Aprendí a aprender. No es casual que, desde que educo sin escuela a mis hijas, me puse a estudiar muchísimas cosas por mi cuenta, desde pedagogía hasta programación. Al inculcar a mis hijas el amor por el aprendizaje y al fortalecer su curiosidad por cuanto les rodea, «sin querer queriendo» yo misma adopté esas herramientas y las desarrollé con mis propias motivaciones, curiosidades y proyectos.

 

8- Aprendí a ser mejor madre. Al hacerme responsable por completo de la crianza y educación de mis hijas, sin delegar en nadie estos aspectos, tuve que esforzarme al máximo por darles lo mejor de mí, por amarlas tal como son, por crear conexiones profundas con ellas, y por acompañarlas de la mejor manera en su camino hacia el descubrimiento de su propósito de vida.

 

9- Aprendí que es mejor transitar acompañados nuestra vida sin escuela. Es de una gran riqueza buscar otras familias que comparten este tipo de vida, y crear lazos de amistad y de convivencia. Este compromiso con el otro, e intercambio de ideas, puntos de vista, vivencias y herramientas será de gran impacto en nuestra vida y la vida de nuestros hijos.

 

Y tú, ¿qué has aprendido en los años que llevas de homeschooling?