El homeschooling en México está en pañales, sobre todo para familias como la mía, que educa en casa simplemente porque considera que es la mejor opción.
Pero siento que las comunidades cristianas llevan más kilómetros recorridos en esta cuestión de educar en casa. Ellas fueron las primeras en crear espacios virtuales para compartir experiencias e intercambiar libros, material, etc. Las primeras en organizar jornadas para visitar sitios de interés, o simplemente para compartir experiencias, actividades, y conocerse.
Y por supuesto, fueron las primeras en investigar la manera de obtener acreditación oficial para los estudios de sus hijos.
Judith, una mamá homeschooler, tuvo la amabilidad de enviarme su testimonio de cómo decidieron educar en casa allá por 1997 y cómo sus hijas obtuvieron los certificados oficiales de primaria.
PARA LOS QUE DICEN QUE NO SE PUEDE, JEJE!
Eternas gracias Judith, por compartir tu experiencia y ayudar a las que tenemos poco rato en esta aventura de educar sin escuela =)





EDUCANDO EN CASA EN MÉXICO: CERTIFICACIÓN OFICIAL POR INEA
TESTIMONIO DE NUESTRA FAMILIA

Educar en casa a nuestros hijos fue una decisión que tomamos mi esposo Ernesto y yo hace algunos años, después de asistir a la Segunda Conferencia de “El Hogar Educador” en Saltillo Coahuila, allá por el año de 1997, si mal no recuerdo. Con algunos tropiezos, entre ellos el de enviar a nuestras dos hijas mayores al preescolar un año, y la mayor cursar el primero de educación primaria en una escuela pública. Una de las razones más poderosas para mí, fue la cuestión de la legalidad. Pensaba erróneamente que al no enviar a mis hijas a una escuela “oficialmente” establecida estaba incurriendo en un delito. Otra cosa que nos movía a tenerlas en una escuela era que así nos ahorrábamos el tener que dar explicaciones a la familia, amigos y vecinos acerca de nuestras razones para educar en casa. Dejamos de ser “diferentes” ante sus ojos y dejaron de cuestionarnos, y yo en mi interior sentía alivio. Pero Ernesto y yo no teníamos paz, y Dios seguía hablando a nuestro corazón. Menciono a Dios porque somos cristianos, y para nosotros obedecer la Palabra de Dios escrita en la Biblia, es muy importante. Por fin, un día, decidimos hacernos responsables de la educación de ellas, y que recibieran su instrucción en el hogar. Empecé a investigar acerca de esto y me encontré que educar

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en casa no es algo “ilegal” en México. También escuchamos una conferencia por Darío Clingan de El Hogar Educador, donde el presentaba los resultados de una investigación que realizó en el Estado de Coahuila, hablando directamente con autoridades acerca de este tema. Eso nos fue reafirmando. Entre las investigaciones que realizamos, la mayoría por internet, al estar en contacto con grupos de educadores en el hogar en mi país y en otros de habla hispana, encontramos que en México existe el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Este instituto se encarga de acreditar estudios en personas que por alguna razón no han podido obtener certificados oficiales, y brinda ayuda a las personas que lo soliciten, ya sea que cursen estudios con material que ellos mismos facilitan, o presentando exámenes para la validación de estudios que por alguna razón no están certificados por la SEP. Entre tanta información, nos enteramos de un programa dirigido a niños llamado “10- 14”, que se encarga de proveer material completamente gratuito para que niños y adolescentes de estas edades puedan estudiar de forma abierta y después de presentar exámenes, al aprobar el plan de estudios, se certifica la educación primaria, con un certificado avalado por la SEP, con validez oficial en todo México. En la página de INEA en internet leí que podían ser varias causas para abrir este programa, entre ellos, cuando un niño no se adaptaba a la escuela, porque era mayor que los demás compañeros de clases, o por otras razones, se podía cursar este plan de estudios y recibir certificación oficial al llegar a los 10 años de edad, hasta los 14. Ernesto y yo tomamos la decisión de que las dos hijas mayores cursaran este programa por testimonio a algunos familiares, que pensaban que los educadores en casa, y los cristianos en general, solo perdíamos el tiempo, para evitar ser tropiezo a ellos. Tirsa y Elizabeth habían estudiado en casa, así que para ellas no fue difícil presentar un examen de conocimientos para ubicar que módulos debían cursar. Acudimos a las oficias de este Instituto, que en el Estado de Durango se llama IDEA (Instituto Duranguense para la Educación de los Adultos), y cumplimos con unos requisitos muy sencillos, como llevar acta de nacimiento de nuestras hijas, comprobante de domicilio y que fueran vestidas con una blusa blanca. El trámite no llevó mucho tiempo, y ese mismo día quedaron inscritas al programa, y regresamos a casa con una credencial que las acreditaba como alumnas y sus primeros módulos de estudio, y allí les asignaron un técnico que llevaba su caso en particular. El trabajo de este técnico consiste en proveer los materiales de estudio de cada alumno a su cargo, brindar asesoría académica en caso de necesitarlo, animar al alumno a continuar sus estudios y preparar la papelería necesaria antes de cada examen. Mis hijas estudiaban a su ritmo, en casa y luego presentaban los exámenes respectivos, y confieso que para ellas no fue difícil pues ya estaban acostumbradas a estudiar. Obtuvieron su certificación de estudios aproximadamente en un año, sé que algunos niños han necesitado más tiempo, otros menos, eso depende del alumno. El certificado tardó alrededor de un mes. En lo personal, mi esposo y yo revisábamos los módulos de estudios cada vez que se los entregaban, pues al ser un material para adultos, no siempre los considerábamos aptos para niñas de la edad de ellas. Como era necesario que presentaran examen de cada módulo, los que nos parecían ”difíciles”, nosotros los explicábamos de una manera sencilla, como fue el caso de una materia que sería la equivalente a biología, cuyo texto tenía imágenes muy explícitas acerca de sexualidad. En una ocasión no tenían el texto de una materia en INEA, y lo pudimos estudiar vía internet. También allí podíamos encontrar guías de estudios, y material complementario para enriquecer el aprendizaje. Mis hijas terminaron sus estudios en INEA, y lo consideran una experiencia positiva en sus vidas. Tirsa, la mayor, cumplirá este abril 15 años de edad. Y esta es la edad para empezar a estudiar en INEA la educación Media Básica, o secundaria. Ella se está empezando a preparar para esta experiencia. Este relato es acerca del programa 10-14, pero existe en INEA la posibilidad de obtener certificados oficiales sin necesidad de cursar estudios con el material que ellos manejan, presentando sus exámenes de acreditación a partir de los 15 años de edad.

Judith Herver De Solis